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Ana Ibáñez, entrenadora cerebral: "El cerebro va a guardar muy bien bajo llave aquellos recuerdos y experiencias que te lo han hecho pasar mal"

Ana Ibáñez, entrenadora cerebral: "El cerebro va a guardar muy bien bajo llave aquellos recuerdos y experiencias que te lo han hecho pasar mal"

Cuando la ansiedad aparece sin motivo aparente, el cerebro está intentando protegernos. Así lo explica Ana Ibáñez, neurocientífica y entrenadora cerebral, en su intervención en el podcast 'Aprendemos Juntos 2030' de BBVA, donde afirma que la ansiedad es “un miedo alojado en tu cerebro que ha hecho que reprograme su actividad para hacerte sentir en alerta e inquieto, aunque no haga falta”.

Ibáñez sostiene que el cerebro actúa guiado por su principal misión: la supervivencia. Por eso, selecciona cuidadosamente qué información conservar de manera prioritaria. “Va a guardar sobre todo muy bien bajo llave aquellos recuerdos de aquellas experiencias que te lo han hecho pasar mal”, señala. Esta información, asegura, queda almacenada en lo más profundo de nuestra mente, incluso sin que seamos conscientes de ello.

Buena parte de nuestros miedos, temores e inseguridades proceden del subconsciente, según la experta. “Nuestro cerebro está alimentándonos continuamente de información que ha dejado guardada y que nosotros ni siquiera sabemos que está ahí”, explica. Esto hace que, en muchas ocasiones, sintamos ansiedad sin una causa evidente, porque esa señal de alarma no nace del presente, sino de una memoria emocional oculta.

Lejos de considerar el cerebro como una máquina fría y lógica, Ibáñez propone una imagen poderosa para aprender a tratarlo: visualizarlo como un niño asustado. “Vamos a poner enfrente un cerebro que en realidad es un niño que está asustado”, sugiere. Esta metáfora invita a adoptar una actitud de cuidado y empatía hacia uno mismo cuando surgen episodios de ansiedad.

Foto: Consulta con un psicólogo (Drazen Zigic para Freepik)

Ese niño asustado se manifiesta con síntomas físicos que muchas personas reconocerán: palpitaciones, respiración acelerada, invasión de pensamientos o sensación de amenaza inminente. Pero Ibáñez recuerda que estos síntomas son, en realidad, una llamada de auxilio del cerebro. “Lo que está ocurriendo es que tu cerebro es ese niño que está tan asustado que te está mandando esos síntomas para que te des cuenta de que quiere que le cuides”, asegura.

El mensaje de la neurocientífica es claro: en lugar de rechazar la ansiedad o combatirla con violencia, debemos comprender su origen. El cerebro no está fallando, está intentando protegernos con los recursos que ha aprendido. Por eso, la clave para reducir esos estados de alerta constante no está solo en lo racional, sino en reconectar con la seguridad emocional.

Aunque no ofrece soluciones mágicas, Ibáñez abre una vía esperanzadora: “Es importante saberlo, porque de saberlo es donde podemos hacer algo para cambiarlo”. Con ese conocimiento, cada persona puede comenzar a establecer un nuevo vínculo con su propio sistema nervioso, uno que se base menos en el miedo y más en el cuidado

El Confidencial

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